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Las primeras noticias sobre la antigua Iglesia Matriz se remontan al año 1300, cuando en un documento vaticano se asignó al Presbítero Giovanni, Protopapa, la Iglesia de Roccella: era el año 1324. En los años siguientes, el mismo religioso fue reconfirmado en dicho cargo.

De la investidura mencionada tenemos la confirmación de la existencia de la Iglesia y del prestigio de ser protopapal.

En dicha Matriz se ha visto a lo largo del tiempo un crecimiento continuo de solicitudes a las autoridades eclesiásticas de asignaciones de Capillas, Altares, Beneficios, etc., tanto por parte de autoridades como de simples ciudadanos.

El inicio de estas dotaciones lo dio el propio Clero Reverendo, fue en 1538, cuando se instituyó la Capilla del Rosario, posteriormente dedicada a la Inmaculada Concepción, de la cual detuvo el patronato durante siglos.

La información que se extrae proviene de los registros de las visitas pastorales de los Obispos, por lo que, aunque con poca claridad detallada, se puede saber, por ejemplo, del acta de 1541, que el altar mayor estaba dedicado a San Nicolás de Bari y que al lado estaba el altar del Cuerpo de Cristo, posteriormente del Santísimo Sacramento, que más tarde encontramos bajo la jurisdicción de la Universidad de Roccella.

Se observa un crecimiento continuo de las diversas familias acomodadas que solicitaban y obtenían autorización para fundar diversas Capillas y Altares. Se puede intentar enumerar a quién estaban dedicadas estas patronatos, por orden de tiempo señalado por los documentos: Capilla de María Santísima de Loreto, Capilla de San Leonardo, Altar de Santiago, Altar de San Juan Bautista, Capilla de San Juan Evangelista, Capilla del Santísimo Nombre de Dios, Capilla de la Santa Cruz, Capilla de Nuestra Señora de las Gracias, Capilla de la Sangre de Cristo, Capilla de San Víctor Mártir y Santa María de las Gracias. Bajo el Altar Mayor, en el piso inferior llamado “Catacumbas”, había tres altares, uno mayor dedicado a la Asunción bajo el patronato de la Cofradía Laica del mismo nombre y lateralmente los altares de las Almas del Purgatorio y de Santa Ana.

Desde 1730 hasta 1740, se asiste a una verdadera revolución en la distribución de las diversas Capillas a lo largo de las paredes de la Iglesia, obra del Obispo Mons. Idelfonso Del Tufo, quien quería que este lugar sagrado fuera “limpio y majestuoso”. Son incesantes y detalladas las disposiciones para mejorar estéticamente los diversos altares y todo el interior de la Iglesia, sin dejar de sugerir tipo y calidad de mejoras a realizar.

Además, desde la visita pastoral de 1731, el Obispo quedó impresionado por el estado precario del órgano de la Iglesia, según su acta: “… insté al Síndico y a los Caballeros del País a que se dotaran de uno nuevo”.

El problema era dónde colocar dicho órgano. Según el acta de 1732: “Mientras no se veía otro lugar, que sobre la puerta mayor, donde aún se miraba vestigios de antigo sobrepopolo o sea la Orquesta, pero para hacerlo de entrada no aparecía comodo alguno por cuanto teniendo la Ciudad más de un escollo, también la situación de la Iglesia es angosta, así que es imposible formarse escalera del mismo de un lado de la Epístola (lado mar) confina inmediatamente con el Campanario hecho el año pasado erigirse y en este año cumplirse todo de piedras vivas por la piedad de la Señora Princesa que aquel estado gobierna; así que no podrá hacerse apertura, del otro lado del Evangelio (lado monte) confinan las murallas del Palacio del Señor Príncipe, así que podía hacerse apertura pero con gran sugestión de tal Casa, mientras no podrían entrar, que pasando por medio una antecámara del mismo palacio. Pensaron entonces dirigirse a la mencionada Señora Princesa. Dama en verdad de suma piedad y celo, donde se trata de Iglesia y de servicio divino y la rogaron insistentemente, porque en tanta augustía les concediera estas gracias…”. Probablemente en el período de reconstrucción del campanario, las campanas estaban colocadas sobre la Iglesia, si se lee en el acta de las disposiciones varias: “… Que las campanas se levanten de la Iglesia y se pongan en el Campanario, y se acomode el techo, donde presentemente están… siendo la segunda campana del Campanario en estado de precipitarse, y teniendo también las otras alguna necesidad, hemos ordenado que al término de un mes se acomoden todas para no suceder alguna desgracia, y terminado dicho término y no acomodar quede el campanario interdicto y se tome el Vicario Foráneo la llave”.

La proverbial intransigencia del Obispo Del Tufo surgía de una situación insostenible dentro de la Iglesia Matriz también por el alto número de instituciones eclesiásticas, tanto que pensó en fusionarlas según su criterio, y distribuirlas todas en seis altares, tres por lado y enfrentados. Gracias a sus sugerencias, que sonaban como severa imposición, Roccella puede disfrutar de una de las más bellas obras del variado panorama artístico roccellese: la Estatua del Cristo Resucitado.

En un acta de la visita del Obispo a Roccella, en mayo de 1739, se lee una especie de mandato para que la Capilla del Santísimo Sacramento se dote de una Estatua del Cristo Resucitado y no muerto.

Existe en los archivos obispales una Platea de 1740, redactada de manera minuciosa por el Arcipreste Giovanni Marchese, que es una riqueza de información sobre la estructura de la Iglesia, sobre el Campanario, sobre la disposición de los Altares y Capillas, sobre los enseres y mucho más. Tal orden de cosas es la conclusión de ese fervor incesante del Obispo Del Tufo, que en una década logró revolucionar, en buena parte, un antiguo sistema precario y superficial. Aprovechando este instrumento de investigación e información, aquí se quiere aportar de manera sintética algunas noticias hasta ahora desconocidas, o al menos de nueva procedencia.

Para acceder a las Catacumbas se podían utilizar las dos pequeñas escaleras existentes a los lados del Altar mayor o desde la entrada desde la vía pública existente entre el Palazzo Carafa y la Iglesia. En las Catacumbas, además de los altares mencionados anteriormente, se agregaron el del Santísimo Crucifijo, de María Santísima de los Siete Dolores y de las Almas del Purgatorio. Además, había el sepulcro gentilicio de la familia Alvaro y el sepulcro de los hermanos y hermanas de la Santísima Nunziata.

También se detallan las campanas existentes en el Campanario con indicaciones del fundidor de la obra, de quién fue encargada y a quién está dedicada. Se menciona la más grande que es la más importante.

 

“Una de aproximadamente mil libras de metal en ella está esculpida XIXNXRXIX Dos Empresas, o sea Armas de esta Ciudad de Roccella, que contienen a San Vittore Protector a caballo en acto de perseguir a los bárbaros entre las cuales Empresas la Imagen de María Virgen Santísima de las Gracias con los versos Santa María Ora pro nobis. Sancte Victor ora pro Nobis, y a continuación: Sindicantibus Doctore Physico Johanne Baptiste Marchese, Hilario Nicosia, Fabritio Caristo, et Luca Arcà. Año de la Salvación 1685, Obra de Petri Sances”.

 

Esta descripción proporciona una información histórica fundamental para Roccella. En 1685, el Asiento Nobiliario encabezado por el Alcalde Giovanni Battista Marchese, hizo fundir la campana con motivo de la elección como emblema municipal: San Vittorio Mártir a caballo pateando a un bárbaro.

Dicho símbolo todavía se encuentra dentro del escudo del Estandarte Municipal de Roccella Jonica.

Esta campana durante dos siglos y medio cumplió su función de llamar a los fieles para seguir las diversas funciones religiosas de la Iglesia Matriz. Pero no solo eso, fue de gran ayuda para la utilidad pública. A lo largo de los siglos, su tintineo fuera del horario habitual era reconocido por la población como una señal grave de alarma. Toda la población bien instruida conocía el peligro que se cernía sobre Roccella: el ataque de los piratas.

Todos los hombres eran entrenados para defender la Ciudad, cada uno defendiendo con armas un punto de las murallas de la ciudad previamente asignado. Su tañido obligaba a todos a regresar a la Ciudad. Un sistema de autodefensa que marcó la historia de Roccella, escribiendo páginas de heroísmo, como la de 1553, cuando el terrible corsario Dragut realizó memorables saqueos en Córcega, Cerdeña y otras islas del Mediterráneo pero tuvo que sucumbir ante los golpes de la población de Roccella para defender la Ciudad de la depredación y el saqueo. Hasta nuestros días queda el eco de ese grito desesperado del pueblo:

 

Alarmas alarmas, la campana suena

Los turcos han llegado a la costa.

 

Otra información de la Iglesia Matriz es que el suelo era un mosaico de nichos sepulcrales: uno para niños, uno para los Sacerdotes Reverendos ubicado frente al Altar de la Ss. Inmaculada Concepción, uno para la Cofradía del Ss. Rosario, dos para la Cofradía del Ss. Nombre de Jesús, uno para las hermanas y uno para los hermanos, uno para la Cofradía de San Vittore mártir tanto para las hermanas como para los hermanos. Además, había 8 sepulcros privados de familias prominentes, algunos de los cuales son conocidos: Pasqualino, De Simone-Manfrè, Marchese, Maiorana que estaba ubicado frente a la Capilla del Ss. Sacramento.

El terremoto de 1783 no causó grandes daños a la Iglesia Matriz: “dañada en varias partes de los altos muros, y el campanario dañado de tal manera que debe derrumbarse”.

La vida religiosa continuó a lo largo del siglo XIX, donde varias administraciones municipales tuvieron que dedicar atención y recursos para mantener la Iglesia Matriz adecuada para sus funciones, al ser propiedad del municipio.

Ya desde mediados del siglo XIX se percibió la necesidad de trasladar la Parroquia de San Nicolás de Bari a la Marina, ya que gran parte de la población había abandonado hacía mucho la antigua Ciudad. La Matriz, con el paso del tiempo, se había vuelto cada vez más decadente, y las habituales renovaciones ya no eran suficientes para hacerla utilizable.

La última función religiosa en la Iglesia, que marcó el fin de su vida y de una era, fue precisamente un funeral de una anciana, que aún vivía allí, en la Ciudad, celebrado el 18 de octubre de 1931. Inmediatamente después, se cerró para el culto y los muebles sagrados, incluidos los altares, fueron trasladados a la nueva Iglesia Matriz, recientemente restaurada, ubicada en la Via XXV Aprile, donde se pueden admirar.

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