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Fue en 1613 cuando el Príncipe Fabrizio Carafa expresó, mediante un acto notarial, su intención de construir en Roccella y “fundar un Bailagio asignando tantos bienes inmuebles por valor de cuarenta mil ducados del mencionado Reino de Nápoles con la condición de que sea el Juspatronato de todos los descendientes de su línea corporal…”. En otro documento se precisa que el Príncipe estableció el Juspatronato, es decir, el Priorato Gerosolimitano en Roccella, utilizando dos mil ducados de renta perpetua para que uno de sus hijos recibiera “la dignidad de la Gran Cruz”.
Esta concesión implicaba que el Príncipe tenía la responsabilidad de construir la sede y la Iglesia dedicada a San Juan Bautista.
Esta autorización papal está fechada el 9 de octubre de 1614, en la que se especifica que el Príncipe Carafa puede “fundar y erigir en la tierra de Roccella una iglesia bajo el título de Baglivato o Priorato de Gran Cruz… y que permanezca para siempre de derecho del suplicante y sus Sucesores”.
La creación del Priorato es un hecho de gran relevancia, tanto porque proviene de la iniciativa de una familia que lo ha establecido como jus patronato, como también como un elemento de prestigio para la institución religiosa.
Los diferentes Priores fueron en orden:
I°. Fray D. Francesco Carafa, hijo menor de D. Fabrizio y D. Giulia Tagliavia d’Aragona (fallecido en España y luego sepultado en el Priorato de Roccella);
II°. Fray D. Gregorio Carafa, de D. Gerolamo y D. Diana Vettori Borghese, quien de 1680 a 1690 ocupó el prestigioso cargo de Gran Maestre de la Orden de Malta;
III°. Fray D. Francesco Maria Ilario Carafa, de D. Gerolamo y D. Diana Vettori Borghese (sepultado en el Priorato de Roccella);
IV°. Fray D. Carlo de D. Vincenzo y D. Ippolita Staiti d’Aragona del linaje de Bruzzano;
V°. Fray D. Paolo de D. Giuseppe, 2° Duque de Bruzzano, y D. Antonia di Sangro;
VI°. Fray D. Domenico Carafa de D. Gennaro Maria Carafa Cantelmo Stuart.
En la declaración de impuestos de mediados del siglo XVIII, el Priorato tituló la denuncia como: “Bienes del Ilustre Bailío y Priorato de la Sagrada Religión Gerosolimitana de esta Ciudad de Roccella”.
Del palacio, junto a la Iglesia de San Juan, compuesto por varias habitaciones y bajos, se obtenía un beneficio de veinte ducados al año. Además, recibía ingresos por el alquiler de casas existentes dentro de las murallas de la Ciudad. Además, era propietario de aproximadamente veinticinco tomolate de tierra de varias localidades roccellesi dadas en alquiler. En total, sumaba una renta de unos cuarenta ducados. Esta suma se destinaba a cubrir los gastos de mantenimiento y conservación de la Iglesia, e incluso para compensar al clero en la festividad de San Juan Bautista.
El devastador terremoto de 1783 no causó graves daños a la estructura de la Iglesia, tanto que se continuó celebrando misa. La confirmación está notificada por el Obispo de la época mediante una carta al Arcipreste Caccamo, que ordenaba que nadie abusara de la precariedad de las principales iglesias con iniciativas personales de varios sacerdotes para oficiar misas en otras iglesias, como San Lucia, estableciendo la excepción “… de celebrar misa solo al capellán del Priorato, que puede celebrar su Misa en dicha Iglesia del Priorato…”. Los registros de las visitas pastorales de varios Obispos en el 1800 confirmaron el buen estado de conservación de la Capilla de San Juan.
Este Palacio del Priorato fue sede de servicio municipal y aulas de la escuela primaria durante varios años. El contrato de alquiler se celebraba, después de un acuerdo, entre el Alcalde y la Hacienda del Príncipe Carafa, y casi siempre el alquiler anual era de ocho ducados.
Gregorio Carafa
Gregorio Carafa nació en Castelvetere el 17 de marzo de 1615 y después de 12 días Monsignor Carafa solicitó que su sobrino fuera admitido, aunque con una dispensa debido a su tierna edad, para vestir el hábito de Malta.
Ocupó cargos militares prestigiosos con excelentes resultados, tanto que el Gran Maestre Cottoner, poco antes de fallecer, indicó a los Caballeros de confianza el nombre de Gregorio como su sucesor: el 2 de mayo de 1680 fue elevado al trono de la Orden de Malta, como el sexagésimo primer Gran Maestre Fray Gregorio Carafa, el primero de los calabreses y el tercero de los napolitanos.
Su Gran Maestranza duró 10 años y marcó, entre muchas cosas, también un período decisivo para el desarrollo del arte y la arquitectura de la isla con importantes encargos que, gracias al caballero calabrés Mattia Preti, del cual Carafa fue gran mecenas, transformaron el aspecto de muchos edificios públicos significativos.
El Gran Maestro fue enterrado en la Iglesia conventual de la Orden, hoy llamada Concatedral de San Juan, donde, en su suntuoso mausoleo en mármoles policromos coronado por su busto de bronce erigido en vida, se lee el siguiente epitafio:
FRATER DOMINVS GREGORIVS CARAFA / E PRINCIPIBVS ROCCELLAE MAGNVS HIEROSOLYMITANI ORDINIS MAGISTER,
CVI VIVERE VITA PERACTA IN VOTIS ERAT
QVIA MORTEM PRIMAM, QVI PRAEVENIT, SECVNDAM EVITAT,
HOC SIBI ADHVC VIVENS
NON MAVSOLAEVM, SED TVMVLVM POSVIT RESVRRECTVRO SATIS,
ANNO DOMINI MDCLXXXVIII