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La familia Englen, propietaria del palacio homónimo, ahora Tassone, hizo su aparición en Roccella después del matrimonio entre D. Giuseppe Francesco Englen y Maria Manfrè, hija de Giovan Francesco Manfrè, Vice Conde de Grotteria, y D. Isabella De Simone. De este progenitor de la rama roccellese, se sabe que fue bautizado en Acquaro en 1688, pueblo de origen de sus antepasados.

Algunos documentos confirman que en 1717 D. Giuseppe Francesco fue elegido Alcalde de los Nobles de Roccella. A lo largo de su historia, se emparentaron con varias ilustres familias calabresas.

En aquel tiempo, los Englen vivían en Roccella en el “distrito de nobles” de S. Nicola ex Aleph, en la antigua Ciudad. Su palacio estaba compuesto por seis habitaciones con correspondientes niveles inferiores, y otros dos niveles inferiores cercanos.

Se observa en la declaración de impuestos de 1742 su apelativo de “Magnífico”; además de la declaración de beneficios de unas sesenta tomolate de tierra de varios distritos de Roccella, con casas y animales, y que su casa en la Ciudad estaba cerca del palacio Misuraca. La familia podía permitirse dos sirvientas en la casa.

De la familia del primogénito D. Vincenzo, hijo de Giuseppe Francesco y Maria Manfrè, quien contrajo matrimonio doble, surgió la rama de los Barones de Fornelli con D. Gaetano Englen, y la rama de Roccella con D. Giovan Battista Englen. Este último adquirió mayor prestigio gracias al matrimonio con D. Maria Anna Manfrè, su segunda prima y sobrina del barón Nanni.

Precisamente Giovan Battista Englen, en 1784, fue elegido responsable y custodio de Roccella de la Caja Sacra, institución gubernamental surgida después del terremoto de 1783, un cargo prestigioso que lo vio comprometido en la reconstrucción del pueblo devastado de Roccella; además, fue Alcalde en 1801 y 1812.

En 1816, Giovan Battista Englen declaró, como de su propiedad, un trozo de tierra con un “molino de aceite” adyacente. La ubicación de dicho molino sugiere que el palacio, objeto de nuestra observación, fue construido durante el siglo XIX, ya que sus restos se encuentran en una propiedad privada adyacente al palacio actual. De Giovan Battista y Maria Anna Manfrè, entre otros, nacieron el barón D. Francesco Englen, quien continuó la rama de Roccella, y D. Giovan Vittorio Englen, un prestigioso jurista de Nápoles.

Hablando de este último, nació en Roccella en 1780, se trasladó a Nápoles para obtener un título en Derecho, precisamente durante el período del decenio francés bajo los Bonaparte. Tenía veintiséis años cuando se convirtió en Jefe de Departamento del Ministerio de Gracia y Justicia. El mismo Gioacchino Murat lo encargó de redactar el nuevo código napoleónico napolitano; políticamente, nunca ocultó sus simpatías profrancesas.

De D. Francesco Englen, alcalde de Roccella en 1832 y 1833, continuó la conservación de esos cargos administrativos que consolidaron el prestigio entre las familias de Roccella. Su hijo Giovan Battista, el primogénito, también fue alcalde de Roccella en los años 1853-54-55-56, durante los cuales, creemos, supervisó la construcción del palacio en Via Garibaldi.

Para fortalecer su posición, una distinción habitual de las familias acomodadas del pasado era solicitar a las autoridades episcopales la construcción de una capilla o iglesia privada junto a su palacio. La concesión fue otorgada y se construyó la iglesia, que ahora se puede admirar junto al palacio.

Como sucedió con otras destacadas familias, los Englen también fueron señalados con acusaciones públicas como responsables de todo tipo de abusos y opresiones, tanto contra las instituciones como contra los ciudadanos libres. Uno de los muchos señaló a D. Giovan Battista, quien se apropió de 330 ducados de la Caja Sacra. Es cierto que tal reputación pérfida trascendió los siglos, llegando a nuestros tiempos a través de relatos orales. Lo que es seguro es que entre finales del siglo XIX y principios del siguiente, la mala gestión de sus activos con diversos despilfarros puso en dificultades a los herederos de la familia, quienes, según informan los rumores del pueblo, debido a una deuda de £10,000, considerable para ese tiempo, se vieron obligados a poner su palacio en venta, a principios de 1900, y fue adquirido por la familia Tassone, que aún lo posee hasta el día de hoy.